17 agosto 2012

Manual para no morir de Amor

Mi amiga Nadia ( entre otrOs amigos ) siempre, siempre se acuerda de mi con cosas de este estilo, y de todas esas cosas, esta , ha sido la mejor y por la que menos me pregunte " aaayyyyy porque te acordaste de mmi con esto!! de plano tan mal estoy!?" asi que GRACIAS AMIGA. Jaja. Me dijo que sobre todo se acordó al leer la primera pagina, así que aquí les dejo unos párrafos de dicha pagina y el nombre del libro para quien no desee morir de amor.....LO LEA. Gracias.


MANUAL PARA NO MORIR DE AMOR: DE WALTER RISO


Morir de amor, despacio y en silencio», canta Miguel Bosé. Y no es sólo ficción
ni entretenimiento musical, es realidad pura y dura. Para muchos el amor es una carga,
un dulce e inevitable dolor o una cruz que deben llevar a cuestas porque no saben, no
pueden o no quieren amar de una manera más saludable e inteligente. Hay quienes se
quitan la vida o se la quitan a su pareja, y están los que se agotan y van secándose
como un árbol en mitad del desierto, porque el amor les pide demasiado. ¿Para qué un
amor así? Ésa es la verdad: no todo el mundo se fortalece y desarrolla su potencial
humano con el amor; muchos se debilitan y dejan de ser ellos mismos en el afán de
querer mantener una relación tan irracional como angustiante. Hay que vivir el amor y
no morir por su culpa. Amar no es un acto masoquista donde dejasde ser tú y te complace sentirte maltratado o humillado bajo el yugo de otra persona.
 Morir de amor no es irremediable, contrariamente aloque dicen algunos románticos desaforados. Las relaciones afectivas que valen la pena y alegran nuestra existencia transitan por un punto medio entre la esquizofrenia (el amor es todo «locura») y la
sanación esotérica (el amor todo «lo cura»). Amor terrestre, que vuela bajito, pero vuela. Coincidir con una persona, mental y emocionalmente, es una suerte, una sintonía
asombrosa y casi siempre inexplicable. Aristóteles decía que amar es alegrarse, pero
también es sorprenderse y quedar atónito ante un clic que se produce con alguien que
no entraba en tus planes. De ahí la pregunta típica de un enamorado a otro: «¿Dónde estabas antes de que te encontrara?» o «¿Cómo puedes haber existido sin yo saberlo?». Amar es vivir más y mejor, si el amor no es enfermizo ni retorcido. En el amor
sano no caben la resignación ni el martirio, y si tienes que anularte o destruirte para
que tu pareja sea feliz, estás con la persona equivocada.
 Para amar no hay que «morir de amor», sufrir, desvanecerse, perder el norte,
ser uno con el otro o alterar la identidad: eso es intoxicación afectiva. Cuando confundimos el enamoramiento con el amor, justificamos el sufrimiento afectivo o su conmoción/ arrebato/ agitación y terminamos enredándonos en relaciones negativas que nos
amargan la vida porque erróneamente pensamos que: «Así es el amor». A veces,
cuando hago terapia, me encuentro con parejas tan incompatibles que me pregunto
cómo diablos han llegado a estar juntos. ¿Es que acaso están ciegos? Y la respuesta
es que, en cierto sentido, sí lo están. No una ceguera física, sino emocional: el sentimiento decidió por ellos y los arrastró como un río desbordado. El amor tiene una inercia que puede llevarte a cualquier sitio si no intervienes y ejerces tu influencia.
 Morir de amor, asimismo, es morir de desamor: el rechazo, el insoportable juego
de la incertidumbre y de no saber si te quieren de verdad, la espera, el imposible o el
«no», que llega como un jarro de agua fría. Es humillarse, rogar, suplicar, insistir y persistir más allá de toda lógica, esperar milagros, reencarnaciones, pases mágicos y cualquier cosa que restituya a la persona amada o la intensidad de un sentimiento que
languidece o que ya se nos ha ido de las manos.
 Infinidad de personas en el mundo se han quedado atrapadas en nichos emocionales a la espera de que su suerte cambie, sin ver que son ellas mismas las que deben hacer su revolución afectiva. Cada quien reinventa el amor a su manera y de acuerdo a sus necesidades y creencias básicas; cada cual lo construye o lo destruye, lo
disfruta o lo padece. Morir de amor no es un designio inevitable, una determinación
biológica, social o cósmica: puedes establecer tus reglas y negarte a sufrir inútilmente.
Ésa es la consigna.
 ¿Qué hacer entonces? ¿Es posible amar sin equivocarnos tanto y que el sufrimiento sea la excepción y no la regla? ¿Cómo amar sin morir en el intento y, aun así,
disfrutarlo y sentir su irrevocable pasión?

Que taaaaaaal....Ah que caray caray.
122448

No hay comentarios.: